Y allí estaba,
tierna y segura.
brillando e
iluminando mi soledad.
Se apareció en mis
sueños
con su luz,
tenue,
dispersa, directa
con la tenacidad de
rescatar al amor,
confiada…
Y vi en su espacio
y era radiante,
con sus nubes de
seda
que pasaban de
norte a sur,
ocupando todo su
espacio
con tonalidad
plateada,
acompañada del
ritmo
de una romántica guitarra
nocturna…
Al caer el
alba, no la divisé,
la perdí en una
noche nubosa,
cuando la oscuridad
se bañó de tristeza,
porque la perdí en
las sombras, del olvido.
Y apareció,
incrustada en mis
días;
en la transparencia
de la luz
y el cielo azul,
y se quedó atorada
en mis pensamientos
en el respirar de su
poeta
que no pudo evitar
respirarla,
verla y sentirla en
plena mañana.
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