Entre el color del
día,
la hermosura de la
vida
y la suavidad armónica,
apareció como un
soplo
la gracia que eligió,
la ráfaga de viento
que la Libélula esperaba.
Desnudó al cielo
azul
y a las nubes blancas
que se estiraron como
el algodón,
que deleitó al
cielo
con su dulce miel;
cubrió a las
estrellas
y ocultó al sol.
Y sobre los árboles
y el monte alto,
se alzó la luna aun
de día,
y se ató de la cola
de un barrilete que
interceptó los
destellos,
esos que le
hicieron planear de un lado
a otro…
Y ella en su
dimensión,
tiraba de un hilo
regio,
alzando su brazo,
dejando al aire
su cabellera
ensortijada
que volaba en un
espacio
que adormeció al
tiempo
y perfumo todo lo
existente,
todo lo que capturo
en su mente.
Los segundos
contuvieron
su sonrisa contenida
en su intelectual
mirada,
al contorno completo
de sus ojos,
su tímida sonrisa
y al indescriptible
flujo
de su personalidad…
El sonido perfecto
de una orquesta Sinfónica.
Libélula, Twitter |
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