Y resplandece como el rayo de sol,
que tímido en la mañana se escurre,
entre el amanecer y las
gotas del sereno caído;
Entre el sueño y el
soneto que resuena y,
repica sin cesar, en mis noches solitarias;
repica sin cesar, en mis noches solitarias;
Allí se asoma en cada
nota de mi melodía,
sonido que imploro,
nunca deje de sonar, ni dejar de reverberar;
sonido que imploro,
nunca deje de sonar, ni dejar de reverberar;
En la calle que esboza
tu alma,
con el pensamiento y la
pincelada,
que quiere mi boca,
que te espera y anhela: La chica de luz.
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