miércoles, 28 de agosto de 2019

Su niña, Zulema

Corrió sin parar
bajó por la vereda
sin arrastrar,
ni destrozar,
su camisa blanca
impecable,
la que quería estrenar
para su niña Zule, como le llamaba...

Quiso impresionar,
y la locura desatar,
a sus escasos años,
quería conquistar
esa era su realidad.

Jugó al fútbol
con felicidad de niño,
su alegría diaria
y al terminar
cogería a su niña, para ir al manantial,
donde el agua fluía congelada,
si, el lugar favorito de ella
recitaba sin parar.

Y llego al lugar, con Zule
donde estaba la fuente,
entre piedras resbalosas,
follaje tupido
sin nadie que molestar.

Se arrodilló
como el santo de la iglesia.
Ella se posó, en un claro
con su vestido rojo.
Y él exclamó:

Tu mi niña, brillo de mi vida,
para ti, es esta blancura,
para ti, esta hermosura,
mi inocencia pura
mi alma clara,
Toda es tuya
desde hoy, hasta que se acabe el sol...

Pero Zulema se marchó
como un rayo,
sin tocar la camisa.
sin sonreír, sin hablar
lloraba sin cesar...

Huyó su niña,  escapó su amor
y dicen, él quedo con dolor,
con llanto sin entender en que se equivocó.
 missbaby.com,  Pinterest























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