lunes, 17 de octubre de 2016

Tu propio mar

Llegue al primer cayado que encontré y pensé,  ¿como podré encontrarla?

Me lancé en un velero con solo lo que tenía,  mi yo interior.  Y decidí regresar para poner algo de valor en mi camarote

Entendí que te habia perdido,  aún así cargue todo mi oro esperando que fuera suficiente, pero no supe navegar y alcanzarte

Y creí que mostrarte mi amor alcanzaria para conquistarte,  pero no fuí lo suficiente.
Tuve miedo de lanzarme al mar.  Di la vuelta de nuevo pues no supe orientarme

Cambie de bote y conseguí uno tan pequeño que solo tuvo espacio mi,  y la esperanza de llegar a tiempo.

Y si lo tuviera de nuevo para demostrarme que no soy un cobarde,  que solo fue miedo a la inmensidad del mar

Navegaría de nuevo con las mismas velas,  con el mismo tamaño,  con la misma forma,  y jugarme la vida para encontrarte y pudieras verme por dentro,   esperando que mis ojos y el puño de mi mano, pudieran escribirte por un segundo esa ansiada carta que lance por la borda,  para que en el vaiben de las aguas oscuras nocturnas,  encontrara la ruta para llegarte.

Porque solo el brillo de tus ojos simpre hizo diferente los amaneceres en todas las playas que pizé.

Y porque el sol al alba hizo desfilar las más bellas sombras sobre la cubierta cada vez que emprendí el viaje hacia altamar,  para buscar el fondo de tu alma,  para hallarte en un puerto que no sabia encontrar.

Se que mi barco no podrá alcanzar la anchura de tu muelle y que solo a la distancia veré tierra.

Te aseguro que puede llegar a ti,  solo espero que me digas hacia donde debo extender mis remos.

Quiero llegar contigo,  pero necesito tu señal.  Sin ella navegaré y seguiré de largo sin percatarme que estabas alli,  con la esperanza de buscarte y compartir la riqueza que quiero darte.

Solo tu puedes;  pon una fogata donde estas y sabre llegar.

Solo tu puedes;  si no la pones,  entenderé que debo seguir de largo.

Aún asi mi amor estará alli,  con la claridad suficiente para dejar que decidas a cual cabo debo amarrarlo.

Al menos permiteme pasar y verte a la distancia,  en que pueda observar el brillo de tus ojos,  entendiendo que no estarás para mi.

Si decides no esperarme,  se que valdrá la pena,  sentir tu aroma, conducido a mi por la brisa cálida del mar.

Solo deja una flor parada que  me indique el lugar donde tus pies tocaron la arena blanca,  que tuvo la el placer de sentirte,  asi sabré que marchaste hacia tu propio mar.

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