Soledad,
¡dime tu nombre!
para que entiendas que
no te temo,
que debes dejarme ir...
¡Suéltame!
de una vez y para siempre...
Porqué insistes en
condenarme a la oscuridad,
porqué encadenas mi corazón
al fierro del destierro
y ser preso de tu hiel...
Porqué quieres mis sentidos
fundidos al manto que me atrapa
en el fuego eterno, ¡No te debo nada!
Se que me equivoqué
y me dejé llevar a un destino incierto,
donde sembré indiferencia.
Y allí caí en el abismo,
allí donde descendió mi alma
una y mil veces, hasta pudrirse
en el fango del desamor y apatía...
Hoy conocí ese amor
y quiero vivir y amarla;
desata una cadena y poder
sentir unos segundos su piel...
¡Ten piedad!
Suéltame, te lo pido...
Se que olvidé como esparcir
la dulzura que merece y necesita...
y ahora caigo en las brazas
del resentimiento y el dolor,
de ser tan pobre de espíritu...
Aún así, déjame, susurrarle al oído...
lo mucho que la amo...
Que estoy enamorado,
y así sentir el aroma del amor,
al menos una vez más...
Ella en el mar, Pinterest |
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